Resulta evidente que para muchas empresas, la innovación y la creatividad se están
convirtiendo rápidamente en un asunto de supervivencia económica. En un mundo
en constante cambio, ya no es que necesitemos adaptarnos sino que tenemos que
intentar adelantarnos, y sólo las
organizaciones capaces de liderar el
cambio saldrán fortalecidas de esta crisis.
Sin
embargo, uno de los mayores problemas de nuestro país es la Innovación o mejor
dicho, la falta de ella. A pesar de haber realizado importantes inversiones en
I+D+i y convocado un sinfín de ayudas y subvenciones para fomentarla, hay que
reconocer que en España no se innova o
se innova poco.
¿Por qué? ¿No se supone que
somos un país de Quijotes? ¿Imaginativos, espontáneos y soñadores? Entonces, si
no nos falta imaginación, ¿qué nos
frena?
La creatividad no está
reservada para algunos elegidos. De alguna forma, en mayor o menor medida, todos somos
creativos, todos nacemos con ese don innato al ser humano. Sin embargo, con
el paso de los años, nuestros propios miedos nos frenan, adormecen nuestras
ideas y ponen nuestra creatividad en estado “off”. Y así vamos funcionando por
la vida, con el botón de nuestra imaginación apagado, olvidándonos que está ahí
para presionarlo, para ponerlo en marcha…
En
una reciente entrevista publicada en La Vanguardia, Dietrich Grönemeyer, catedrático,
médico y padre de la microterapia, nos recordaba cómo nacemos sin prejuicios ni
preocupaciones, con una inocencia y una libertad que como adultos debemos
recuperar.
Y
como ejemplo, os comento lo que pasó hace unos meses, en una charla de Marcos Álvarez @chispadefuego a la que asistí. En un momento de la misma preguntó a
los asistentes quiénes sabíamos cantar. ¿Cuántos creéis que levantaron la mano?
Pues habría unas doscientas personas en la sala y en los primeros instantes se
hizo un silencio sepulcral. Todos estábamos autoevaluándonos de forma severa y
como probablemente ninguno cantábamos como para concursar en “La Voz” preferimos guardar
silencio…no vaya a ser que nos hiciese cantar;). Sin embargo, si esa misma
pregunta se la formulas a un grupo de niños, ya os imagináis lo que pasa,
que todos, sin excepción van a levantar la mano porque saber saben cantar,
claro que sí. Porque seamos sinceros ¿de verdad no sabemos cantar? ¿no podemos producir
con la voz sonidos, formando
palabras o sin formarlas pero con cierta melodía o ritmo?.
Entonces, ¿qué nos frena de nuevo?.
Está
claro que nacemos con una importante capacidad creativa que se va reduciendo a
medida que pasan los años, debido a una triple socialización: primaria, en la familia;
secundaria en los sistemas educativos y terciaria, en el trabajo. Richard Barret, el creador del modelo
de los siete niveles y fundador de Values Center argumenta, a partir de estudios empíricos longitudinales, que los niños
muestran cómo la potencialización creadora se reduce a medida que avanzamos en
la socialización.
Esa triple socialización amordaza nuestra
creatividad y nos impide avanzar. Pero aún estamos a tiempo, podemos actuar,
sobre todo en el ámbito de la educación potenciando nuestras
habilidades cognitivas y de pensamiento creativo con el fin de educar a
verdaderos "profesionales del conocimiento".
Os dejo a continuación un vídeo muy bueno
del educador británico Ken
Robinson. Él sostiene que la creatividad se aprende, igual que se aprende a leer, pero que la escuela nos corta las alas y uniformiza nuestro pensamiento. Según sus tesis, el 98% de los niños de educación 0-3
serian "genios" en pensamiento divergente o lateral pero si se
les examinase de nuevo 5 años después, este número se reduciría en 50% y así
sucesivamente. Es un vídeo muy ilustrativo, así que mejor lo veis completo.
Para
mí, está claro que es la propia escuela la que nos uniformiza y
"ahoga" las voces que divergen del discurso único. La que corta las
alas de nuestra creatividad, la que nos dice que no sabemos cantar. Es necesario
que re-aprendamos a retar lo establecido, que recordemos que hay otro
pensamiento posible, el lateral, que nos dispongamos a ir un paso más allá, que
superemos los miedos y barreras que nos impiden expresar nuestro talento
creativo. Porque todos lo tenemos. Sólo tenemos que dar al botón “on” y conectarnos
de nuevo con nuestra alma de niño, sin miedos y con ilusión.
Venga, ¿lo
intentamos?
“Todos estamos
rodeados de oportunidades. Pero éstas sólo existen cuando las reconocemos. Y
sólo las reconocemos cuando las buscamos”
Edward de Bono.
Estupendo post! la verdad es que tomando prestado un concepto tuyo hay mucho procusto en el mundo educativo. Uniformizan nuestro pensamiento, lo constriñen en base a lo "normal" que no es otra cosa que la norma (la mayoría)estando mal todo lo que se desvía de esa norma y lo normativo. Falta potenciar la creatividad, en la escuela y en la empresa.
ResponderEliminarEs cierto Jose que a veces donde más te limitan es en la propia escuela. Todas las instituciones tienden a la uniformización.
EliminarSaludos.