Vivimos una época de muchos cambios en la que ya nada es seguro, sobre todo
en lo relacionado con nuestra vida laboral. Ya no hay trabajos “para toda la
vida”. Y lo que es peor, hay pocos trabajos.
Quienes tienen la suerte de conservar su puesto de trabajo tienen
la incertidumbre de saber qué va a pasar mañana, si la empresa va a seguir
teniendo beneficios o va a verse abocada al cierre, si van a decidir trasladar
la producción a tierras lejanas, si les van a bajar el sueldo y podrán seguir
pagando las facturas, si les van a sobre-cargar con las funciones de ese
compañero que despidieron ayer, si van a ver reducirse la jornada (y el
sueldo), o lo que es peor, si les van a incluir en el próximo ERE o les van a
comunicar el despido.
Quienes están en la triste e injusta situación de desempleo viven
inmersos en una incertidumbre constante. Participan en sucesivos procesos de
selección sin saber cuándo les van a convocar a la próxima prueba, si la van a
pasar y si la empresa se va a dignar a comunicarles los resultados de su
participación en los mismos. Envían currículums y esperan respuestas, la
mayoría de veces en vano. Asisten a entrevistas sin saber a qué se van a
enfrentar, cumplimentan formularios, test de personalidad, de actitud,
participan en role plays, dinámicas grupales o cualquier otra prueba “incierta”
que el seleccionador disponga y todo lo hacen… desde la más absoluta
incertidumbre.
Según Antonovsky (y muchas investigaciones confirman sus ideas), los humanos, cuanto más estable y controlable vemos el mundo, mejor estamos física y psicológicamente.
La incertidumbre es un estado incómodo. Te sientes que no tienes el control, que algo se te escapa, que te falta información... Pero si lo miramos bien, siempre es necesario un período de incertidumbre previo a la toma de decisiones y es ahí donde tenemos que aprender a gestionarla para tomar las decisiones correctas.
Por eso pienso que gestionar la incertidumbre es otra de las necesarias competencias del
trabajador de los nuevos tiempos.
El
propio Kevin M. Connelly, consejero delegado de Spencer Stuart
una de las empresas de cazatalentos más
importantes opina en este sentido: “Las compañías necesitan líderes que prevean
el futuro a medio plazo. La volatilidad y la falta de predictibilidad de las
situaciones son los términos que definen el panorama actual. El talento más buscado es aquél que puede
vivir y gestionar en esta incertidumbre”. (Fuente: Entrevista en el diario Expansión).
Por mi parte, reconozco que estoy aprendiendo a gestionar la incertidumbre… a mí,
una persona organizada, metódica, previsora y perfeccionista, me gustaba
tenerlo todo “atado y bien atado”. Pero llegó un día en que todo era incierto y
sólo afrontando esa incertidumbre e intentando gestionarla a mi favor podría
sobre-vivir.
Esto me trae a la memoria la Teoría de las cinco
dimensiones culturales del
psicólogo social y antropólogo holandés Geert
Hobstede que se utiliza
en negociación internacional y proporciona un marco de trabajo sistémico para
evaluar las diferencias entre naciones y culturas.
Pues bien, una de
esas dimensiones es precisamente la incertidumbre. La manera en que una
sociedad aborda las situaciones desconocidas, los acontecimientos inesperados y
ambiguos, la tensión del cambio.
Hay países que toleran peor que otros la incertidumbre, uno de ellos
España. Pero el que menos la tolera con todo lo que conlleva de ansiedad ante
el cambio es Grecia, con
la que les está cayendo…
Yo lo tengo claro: aprender a gestionar la incertidumbre es cada día
más necesario y una competencia a tener en muy en cuenta en esta
época de cambios. Una persona que tolera la incertidumbre está más abierta al
cambio y lo sabrá gestionar de una forma más flexible y acertada.
Por último, os dejo un vídeo con la canción de Ismael Serrano: “El principio de la
incertidumbre”.
***
Puede que todo siga igual.
También puede que no sea así
y encuentres el mercurio
de mi voz empapando tu contestador,
y florezcan los olivos en el valle de Hebrón.
Puede que te queme el hielo,
o la luz del televisor.
Puede que te cite el parlamento
y decrete el blanco y negro,
que sonrían ángeles heridos
en la sección de sucesos,
que alimentándose de humo
se quiebre cual cristal esa mujer.
Que trepe una serpiente
por sus piernas infinitas. Puede ser.
Puede que todo siga igual.
También puede que no sea así.
Quizás banderas blancas
tu habitación alumbren
y mi amor esté cerca
y los dioses duden.
Y este sea un buen principio,
principio de incertidumbre.
También puede que no sea así
y encuentres el mercurio
de mi voz empapando tu contestador,
y florezcan los olivos en el valle de Hebrón.
Puede que te queme el hielo,
o la luz del televisor.
Puede que te cite el parlamento
y decrete el blanco y negro,
que sonrían ángeles heridos
en la sección de sucesos,
que alimentándose de humo
se quiebre cual cristal esa mujer.
Que trepe una serpiente
por sus piernas infinitas. Puede ser.
Puede que todo siga igual.
También puede que no sea así.
Quizás banderas blancas
tu habitación alumbren
y mi amor esté cerca
y los dioses duden.
Y este sea un buen principio,
principio de incertidumbre.
***
¿Y vosotros/as? ¿Cómo toleráis la
incertidumbre?
En eso estamos Elsa! aprendiendo a gestionarla, porque creo que la incertidumbre ha venido para quedarse, por mucho que mejore la situación actual, nada volverá a funcionar igual que años atrás, por ese motivo, como muy bien señalas, aprender a gestionarla es/será una competencia a tener muy en cuenta. Gracias por compartir tus reflexiones!!
ResponderEliminarGracias Marian, por eso precisamente digo que es una competencia de "los nuevos tiempos" porque cada vez hay más incertidumbre y considero que como la resiliencia, la gestión adecuada de la incertidumbre es una competencia muy necesaria si queremos ser productivos y eficientes.
EliminarGracias por pasarte por mi casa.
Saludos
Desde siempre la Humanidad ha querido acabar con esa sensación de desconocimiento y descontrol de lo que le rodea. Biológicamente somos máquinas de buscar regularidades y estabilidad, y sólo así nos quedamos tranquilos. Ahora que nos vemos rodeados de patrones desconocidos nos asustamos. Pero sólo es un fase. Lo que pasa que la ansiedad nos distrae del único objetivo que tenemos en la vida, que es adaptarnos al medio que nos rodea. Tarde o temprano surgirán estrategias aptas para ello, y aquellos que las ingenien serán esos líderes que preveen "el futuro a medio plazo". La incertidumbre es una oportunidad para saltarse las barreras establecidas que nos limitaban.
ResponderEliminarUn saludo y felicidades por tu blog.
Muchas gracias Antonio, me quedo con una frase "La incertidumbre es una oportunidad para saltarse la barreras establecidas que nos limitan". Ésa es la actitud de quienes saben gestionar la incertidumbre y seguro que así tomarán las decisiones correctas.
EliminarSaludos.
La vida, por definición, es incertidumbre. De hecho no tenemos ni la principal certeza, la de que vamos a vivir otro día más. Por eso nos aferramos a pequeñas certezas, a planificar... necesitamos seguridades y lo que hasta ahora para muchos era una de esas seguridades (el trabajo) sobre la que poder construir otras, se esta terminando. A mi me parece necesario e incluso muy positivo vivir con cierta incertidumbre pero me temo que esto sea utilizado por los poderes económicos para aprovecharse aún más de nosotros. Esperemos que no, que quién no tiene nada que perder sea capaz de arriesgar más. Muy interesante tu post.
ResponderEliminarGracias Jota, en esa línea va la entrevista a Kevin M. Connelly a la que hago enlace en el post. Cierta incertidumbre es siempre necesaria y quienes saben gestionarla con éxito son los verdaderos líderes.
EliminarSólo que últimamente hay incertidumbre, de la mala, de la que paraliza más que motiva a la toma de decisiones. Por eso en el post quise mostrar las dos caras de la moneda.
Saludos