Aunque una de las primeras cosas que aprendemos en matemáticas es la
propiedad conmutativa (el orden de los factores no altera el producto) esto es
válido para la multiplicación, la suma… pero no para la vida en general ni para
la comunicación eficaz en el ámbito laboral, que es lo que voy a tratar hoy en
este post.
Para establecer una comunicación es necesario que los mensajes que
transmitimos sean claros, precisos,
completos, objetivos y oportunos. Dentro del ámbito laboral, yo añadiría un requisito fundamental:
que cumpla el objetivo que pretendemos.
Este puede ser informar, motivar, hacer
una crítica de forma constructiva, o intentar mejoras en nuestras condiciones
laborales, si en estos momentos no es posible a nivel salarial sí al menos en salario emocional y en estos casos os puedo asegurar que el orden de los factores sí
altera el producto!!!
Para ello os voy a dar un par de sencillos, pero eficaces, trucos. Respecto a la importancia de cómo formular una petición, me contaron hace muchos años un
chiste sobre cuál es la diferencia entre un monje franciscano y un monje
jesuita (aunque con el nuevo Papa igual esto ha cambiado J ) El
caso es que ambos monjes son fumadores empedernidos y deciden pedir una
dispensa al obispo para poder hacer simultáneamente lo que más les gusta,
fumar, y una de sus tareas fundamentales, rezar, lo que supondría un ahorro de
tiempo considerable en su día a día. El franciscano lo plantea al obispo de la
siguiente forma: “obispo, ¿puedo fumar mientras rezo?” a lo que este le
responde, “no hijo mío, orar es un acto muy importante que requiere toda la
atención, fumar te distraería de lo esencial”. Mientras que el jesuita plantea
al obispo “monseñor, ¿puedo rezar mientras fumo?” a lo que éste responde “claro
hijo mío, cualquier momento es bueno para orar”. Los dos quieren hacer lo mismo
pero el tema es dónde y en qué pones el peso, cómo formulas el problema. En el
primer caso está pidiendo permiso para fumar, a lo que el obispo puede poner
objeciones ya que es algo que sólo le interesa al franciscano, en el segundo
caso el jesuita da por hecho que va a fumar y pide permiso para algo a lo que
el obispo no puede poner trabas: rezar. Espero que hayáis tomado nota, es muy
distinto pedir un día de descanso y hacer ciertas gestiones desde casa que pedir
hacer ciertas gestiones desde casa en el día de descanso que te deben… J
Otro “truco” fundamental, como no podía ser menos hablando de
comunicación eficaz lo tomo prestado de la programación neurolingüística y es el uso, o más bien la colocación en
la frase, del PERO. Un buen uso del pero
es fundamental para motivar correctamente o realizar críticas de forma
constructiva. Resulta que cuando utilizamos en el lenguaje el pero éste anula la primera parte del
mensaje, es cómo si no existiera, y nos quedamos únicamente en mente con lo que
viene a continuación de dicha conjunción adversativa. Si decimos, “excelente
trabajo PERO hay alguna cosa que mejorar”, “puedo hacerlo PERO necesito más
tiempo” o “vamos a intentarlo PERO es muy difícil”, nuestros interlocutores (y
lo que es tan importante, nosotros mismos) se quedarán con que “hay alguna cosa
que mejorar”, “necesito más tiempo” o “es muy difícil” mientras que si
alteramos el orden y expresamos “hay alguna cosa que mejorar PERO excelente
trabajo”, “necesito más tiempo PERO puedo hacerlo” o “es muy difícil PERO vamos
a intentarlo”, el mensaje que nos quedamos es con “excelente trabajo”, “puedo
hacerlo” y “vamos a intentarlo”. Y recordad que nuestros pensamientos
condicionan en parte nuestros resultados.
Por si aún no os he convencido de que el orden
de los factores sí altera el producto os dejo la siguiente imagen: