En una formación en la que participé
hace unos años nos contaron un caso que me impresionó mucho. En un experimento
sociológico realizado en España, se planteaba a varios grupos de trabajadores
el siguiente dilema: ¿qué prefieres?, que tu sueldo sea incrementado, sin
ningún tipo de contraprestaciones, un 50%, al tiempo que al resto de tus
compañeros se les incrementará un 100% o seguir todos como estáis. Cuál fue mi
sorpresa cuando me dijeron que la mayoría preferían seguir tal y como estaban,
es decir, preferían no ganar más de lo que estaban ganando, con tal de no ganar
menos que la gente que les rodeaba. A este tipo de comportamiento es al que
hago referencia en el título de este artículo y al que, sin duda, el
historiador económico italiano Carlos Maria Cipolla catalogaría
como un perfecto ejemplo de lo que él denominaba estupidez humana en su ensayo ”Las
leyes fundamentales de la estupidez humana”.
Según Carlo M. Cipolla “una
persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de
personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso
obteniendo un perjuicio”. En el ejemplo anterior, no sólo ocasiona un daño
directo a sus compañeros de trabajo al impedir que aumenten considerablemente
su poder económico, sino que se lo produce a sí mismo al evitar aumentárselo él
mismo… vamos, estupidez al cuadrado.
Sin
embargo, las personas que demuestran ese comportamiento estúpido en su empresa
probablemente se conducirían de otra forma si se tratara de su familia o
amigos. ¿Por qué? Porque probablemente trabajen también en empresas
“estúpidas”, que con su forma de relacionarse con ellos propician el comportamiento
estúpido de diversas formas:
Un fomento de la competitividad mal entendida, que lleva no a buscar
la excelencia como debiera, sino sólo a ser “mejor que”, y olvidar que el bien
común de la empresa es el nuestro (me remito al post de Lecciones de Ecología para la Nueva Economía).
Unas actitudes
axiológicamente perversas que la empresa trasmite a sus trabajadores, que pueden ser:
Cerca/lejos: Sólo es valioso
lo mío y los míos.
Arriba/abajo: Se trata bien al
de arriba y mal a los que están por debajo.
Pronto/tarde: Mis asuntos son
urgentes, los de los demás pueden esperar.
Fines/medios: Los fines son importantes,
los medios para lograrlos no.
Desmotivación, en el sentido de
que no se refuerzan los comportamientos positivos: el trabajo bien hecho, la
iniciativa, los logros… En cambio, sí se penalizan los errores, por
insignificantes que sean lo que conduce a las personas a no arriesgar ni
implicarse ya que, la mayoría de veces, no va a haber recompensa y sí puede
haber “castigos”.
Una Dirección mal
entendida,
en virtud de la cual los éxitos del equipo se hacen propios y los fracasos
se personalizan y sancionan, sin asumir la responsabilidad que conlleva el
cargo.
¿Cómo erradicar los
comportamientos estúpidos en la empresa?
Empecemos
por elegir bien a los directivos, a aquéllos que tienen la responsabilidad
de liderar equipos y comprometerlos con los objetivos de la empresa.
Contratemos directivos comprometidos, transparentes y responsables porque
recordemos que los empleados heredan la demostración de sus superiores, no
sus palabras, sino sus hechos.
Muy bueno el post. Yo que soy humanista y un optimista vital me sorprendo con los resultados del experimento ese... será que como dice Cipolla la estupidez es mucho más común y abunda mucho más de lo que pensamos... Triste pero hay quien prefiere romper la pelota y que nadie juegue que jugar todos un rato...
ResponderEliminarMuy interesante el post. Por desgracia yo tambien opino que el comportamiento estúpido, por muy estúpido que sea, es muy común.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este post :) Aunque la realidad me gusta menos :(
ResponderEliminarEl problema yo creo es que somos muy "cortoplacistas" y "narrow minded"...y eso es siempre estúpido. Sólo nos queda cambiar, porque así no se avanza. Pero mejor no sigo porque si no, me voy a tener que tomar todas mis píldoras de ilusión de seguido;-))
ResponderEliminar